Paraguay es uno de los países más empobrecidos de América del Sur, ocupa la posición 111 según el índice de desarrollo humano para 2014. Junto con Bolivia, son los únicos catalogados como países de desarrollo medio de la región Sur Americana.

Tan sólo un 2% de la población total del país, se considera indígena, y en su mayoría habita en el Chaco Paraguayo. Pese al pequeño porcentaje de grupos indígenas, el 90% de la población paraguaya habla guaraní, siendo esta la segunda lengua oficial del país. La naturalización del idioma propio de las comunidades indígenas, permite una mayor normalización, aceptación y conocimiento de este grupo.

Pese a ello, el colectivo indígena, sufre de manera directa las consecuencias del empobrecimiento que vive el país. La sociedad paraguaya en general, se encuentra marcada por una profunda crisis social, económica y educativa que provoca el aumento del desempleo y del número de pobres y pobres extremos, suponiendo una carencia de oportunidades generalizada y un caldo de cultivo para la migración. Una crisis que más allá de las cifras de desempleo y PIB, se traduce en inseguridad ciudadana, carencia de servicios públicos, y falta de confianza en el estado. Esta situación provoca complejidad y conflictos en la sociedad paraguaya, a lo que debemos sumar un tradicional sistema de valores y organización puramente patriarcal. Todo lo anterior deriva en unas elevadas las cifras de violencia hacia las mujeres. Según datos de la Estadística Nacional de la Violencia Contra la Mujer en 2014, 9 de cada 10 mujeres en Paraguay sufren violencia física, emocional o de algún tipo.

A partir del año 2009 en España, se detecta un aumento en el número de víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual procedentes de Paraguay. De este modo, pasa a ser uno de los principales países de origen de las víctimas de trata atendidas en el país.

Este hecho es la principal motivación para la intervención de MZC en el país. Una vez identificado este fenómeno en España, MZC considera apropiado trabajar en origen la problemática que da lugar a la explotación de las víctimas.

De este modo, se promueve una intervención macro en torno a la erradicación de la violencia de género, que se aborda de la mano de organizaciones locales e instituciones gubernamentales, agentes clave para la erradicación de un fenómeno de tal magnitud.

Por una parte, se trabaja de manera directa con posibles víctimas de trata con fines de explotación sexual, prestando una atención integral que atiende la cuestión social, sanitaria y psíquica de las mujeres que se encuentran en situación de prostitución, o que pueden ser potenciales víctimas del engaño. De este modo, se fortalece la situación de las posibles víctimas, contribuyendo a aumentar sus recursos y habilidades y alternativas ante una posible situación de engaño.

La segunda estrategia de MZC en Paraguay, se centra en la sensibilización de la población sobre el fenómeno de la trata de personas con fines de explotación sexual de manera que las posibles víctimas estén informadas previamente sobre los riesgos ante determinadas ofertas. La sensibilización va dirigida a la población en general y de forma específica se trabaja con colectivos que sean víctimas potenciales.

Tanto la atención directa como la sensibilización, son las dos cuestiones básicas para contribuir a reducir la trata de personas con fines de explotación sexual en Paraguay.