Mujeres en Zona de Conflicto lleva trabajando en Malí desde el año 2007 en la lucha a favor de la reducción de desigualdades y la pobreza. Desde MZC se establecen las prioridades sectoriales:

  • Soberanía alimentaria
  • Fortalecimiento de tejido productivo a través del fomento de la pequeña empresa, en régimen de trabajo asociado, al cargo de mujeres Fortalecimiento de tejido productivo a través del fomento de la pequeña empresa, en régimen de trabajo asociado, al cargo de mujeres
  • Desarrollo rural integrado
  • Fortalecimiento de la sociedad civil para procurar el empoderamiento del movimiento de mujeres
  • Educación en el sector formal y no formal
  • Salud sexual y reproductiva
  • Construcción de la paz en el marcho del cumplimiento de la legalidad internacional, especialmente las Resoluciones del consejo de seguridad de Naciones Unidas 1325 y 1820.
  • Acción Humanitaria en aquellas zonas donde la necesidad lo requiera, atendiendo a la salvaguarda del Derecho internacional humanitario.

Malí es uno de los países más pobres del mundo, clasificado en 2013 por Naciones Unidas dentro del grupo de países con desarrollo humano bajo: puesto 176 de 187 (IDH = 0.407).

Malí es un país agrícola en el que la mujer ocupa una posición estratégica en la estructura productiva. Sin embargo esta centralidad no se corresponde con el estado del reconocimiento oficial y social de los derechos de la mujer. Tanto el marco jurídico, con un código civil que sitúa a la mujer en una posición inferior al hombre, como la costumbre (exclusión de las actividades productivas remuneradas, alta incidencia de violencia de género contra la mujer –incluida la práctica de la ablación- o tasas de escolarización femenina muy inferiores a las masculinas) dificultan el acceso de la mujer a la salud, a recursos económicos, y la excluyen de los espacios de decisión.

Los factores de degradación de los ecosistemas, han dificultado de manera importante el acceso a los alimentos por parte de las poblaciones. La inseguridad alimentaria y nutricional crónica afecta al conjunto del país.

El acceso al agua potable, saneamiento y electricidad están lejos de estar garantizados para toda la población.

A los grandes desafíos estructurales para el desarrollo del país, como los vinculados a la gobernabilidad, a la promoción de un crecimiento económico duradero e inclusivo y al acceso a unos servicios básicos de calidad, se suma la reciente crisis vivida en el país.

El conflicto que afectó al país en 2012 ha tenido un efecto muy destructivo sobre la vida económica y social en la zona Norte de Malí. Este conflicto llevó consigo que la población estuviera forzada a desplazarse a otras zonas del país menos afectadas por el conflicto y a países vecinos.

Cuando empezó el proceso de reconciliación en mayo de 2013 una gran parte de la población refugiada han regresado sin casi ningún recurso. Es necesario fomentar el dialogo y la comprensión entre estas comunidades.

La sociedad maliense se enfrenta a los retos que implica el actual proceso de negociaciones de paz en curso y la degradación de la situación política y de seguridad en dos tercios de su territorio. Los indicadores básicos de desarrollo humano manifiestan un lento y desigual progreso en el país, yendo en algunos de ellos en regresión.