El 8 de Marzo es una jornada que visibiliza la lucha feminista de las mujeres por la igualdad, la justicia, la democracia, la paz y el desarrollo; un día de celebración con un marcado sesgo occidental en sus orígenes, al cual se han ido sumando poco a poco mujeres de todas las latitudes hasta hacerlo universal, como lo es el feminismo.

Y como el feminismo la manera en la que se celebra el día internacional de la mujer es múltiple, diverso e integrador y se ajusta a los contextos culturales, económicos, políticos y religiosos; a las sensibilidades, necesidades y prioridades de las mujeres en cado uno de los territorios en los que desempeñamos nuestras vidas.

El año 2018 vio como las mujeres del mundo nos pusimos en huelga para reivindicar nuestros derechos y poner en valor la importancia del trabajo que realizamos: productivo, reproductivo y comunitario.

Este año 2019 volvemos a ir a la huelga para demostrar que cuanto más aumenten las desigualdades de género, más precaria se volverá nuestra forma de vida y más fragilizada veremos las condiciones de paz y seguridad humana, que es mucho más que la ausencia de guerra: es la ausencia de violencia estructural.

La huelga general tiene que ser además un altavoz para, insistimos, denunciar la violencia basada en el género. Las mujeres hemos sido carne de escarnio, persecución y detracción. Hemos sido (y somos) botín de guerra, violaciones masivas, embarazos y matrimonios precoces y forzosos, deslegitimadas del poder, apartadas de la educación y de la ciencia, del arte y la cultura, quemadas por brujas. Y sin embargo, en esos tiempos oscuros estábamos en todos los espacios: resistiendo, porque nuestro sitio nunca fue exclusivamente el hogar y el silencio, tal y como muestran los estudios mas recientes sobre la historia de las mujeres, sobre la historia.

Queremos en este día poner en valor el papel de las mujeres que construyen la paz en sus pueblos, en sus barrios, en sus casas; mujeres que probablemente pasarán sin dejar su nombre o su acción en cualquier red social, pero que son las artífices en primera instancia para reducir las violencias cometidas contra las mujeres y las niñas, tanto en el mundo desarrollado como, especialmente, en los países en vías de desarrollo, en los cuales están sitiadas por todo tipo de vulnerabilidades.

Ahora más que nunca, cuando determinados sectores de nuestro arco político cuestionan, infravaloran y  señalan con profundo desprecio las cuestiones de igualdad de género, sabemos que responden a la amenaza que presienten sobre el status quo patriarcal en base a la fuerza transformadora del feminismo.

Una vez más exigimos un pacto de estado que ponga en marcha los recursos técnicos, económicos y humanos necesarios para la puesta en práctica de medidas reales de protección integral contra las mujeres y niñas supervivientes a la VBG en cualquiera de sus formas, que incluya garantías de reparación y no repetición.

Exigimos igualdad y por la igualdad ¡vamos a la huelga!

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